España goza de un entorno ideal para la producción de vinos de calidad, ya que la mayor parte de su territorio supera los 500 metros sobre el nivel del mar y posee un clima continental con baja humedad, inviernos relativamente fríos y otoños soleados y frescos.
Realmente se producen vinos en tipos muy variados de terreno, con diversas estructuras, texturas, profundidades, componentes químicos…
Generalmente, se clasifican cuatro tipos de suelos:
- Suelos arenosos:
Son suelos sueltos, con escasa retención de agua y de elementos nutritivos, fácilmente penetrables por la raíz de la planta y fáciles de trabajar. Al tratarse de suelos calientes se adelanta la maduración.
- Suelos arcillosos:
Son suelos fuertes, adhesivos y plásticos, que se apelmazan con facilidad formando terrones duros, con gran capacidad de retención de agua y de elementos fertilizantes. Se encharcan con facilidad y la raíz tiene dificultades para penetrar en la tierra. Se trata de suelos fríos que retardan la maduración y dan abundantes producciones.
- Suelos francos:
Son una mezcla de suelos arenosos y arcillosos, con características físicas y químicas también intermedias. De esta manera se trata de suelos más equilibrados, con buena textura y fertilidad.
- Suelos pedregosos:
Su fertilidad depende de los elementos finos (arena-limo-arcilla), pero los cantos gruesos les dan frescura y los superficiales irradian durante el día luz y calor hacia la parte baja de los racimos, a la cual no llegan directamente los rayos solares, dando calidad a la cosecha.
Los terrenos más adecuados para el cultivo de la vid son los suelos arenosos francos. Solos o con gravas, son especialmente favorables para la producción de vinos blancos de calidad, uniendo finura, aroma y ligereza. Pueden también producir vinos tintos delicados con variedades apropiadas.
Por su parte, los terrenos en los que predominan los limos y las arcillas son menos adecuados para el cultivo de la vid, dando producciones que pueden ser abundantes, pero generalmente vinos menos finos. Confieren cuerpo a los vinos blancos y tintos, a veces dureza, a la vez que esqueleto, estructura y pastosidad.